Catholic Math
Since we are on the topic of mathematics, I occasionally make the provocative claim that we need more “Catholic Math.” One of our former students recently asked me to explain myself! What is “Catholic Math?”
Consider how important counting and measuring are to God. Can you think of any examples of numbers in the Bible? I challenge you to see how many examples of biblical numbers you can think of in 60 seconds. How many did you come up with? I hope you noticed that I challenged you to count and measure about counting and measuring!
Perhaps you wrote down one of these: the six days of creation, the dimensions of Noah’s ark, the lifespans of the patriarchs, the number of days or years of famines, the years of wandering in the desert, the number of the tribes of Israel, the number of years kings ruled, the numbers of troops and deaths in battles, the specific dimensions of the tabernacle and temple and their furnishings, the years of life allotted to each person, the numbers of fish and loaves Jesus multiplied to feed the multitudes, the number of people in the multitudes, the percentage of angels that fell from heaven, and the number of days Christ was in the tomb. One entire book is even named “The Book of Numbers”! There are also frequent references to things that are beyond counting: the stars in the sky, the grains of sand in the sea, the descendants of Abraham.
Why do you think Holy Scripture is so preoccupied with counting and measuring? What does this reveal about God or the world he created? Or our relationship to him and his world?
In the Book of Wisdom, we learn that God “has ordered all things in measure, and number, and weight” (11:20). Galileo remarked that “mathematics is the language with which God has written the universe.” Number itself is a creation and gift from God, and as such is a window into his genius. The orderliness and complexity of mathematics can inspire us to take pleasure in both the intelligence and mystery of God. The struggle we have in solving an equation is a taste of the difficulty and even impossibility of plumbing the depths of God. Simone Weil goes so far as to say that the hard work of arithmetic trains the soul for the hard work of prayer.
I hope you are beginning to see how erroneous it is to think that “math is just math,” as if this domain of knowledge exists independently of the Creator, as if it does not provide a glimpse of God’s brilliance, or as if the student of mathematics need not submit his intellect to the mind of Christ the Divine Geometer. When math and science are not ordered to their Creator and his purposes, they can become tools of human domination over the natural world and over other people. When the mathematician’s work is not performed in submission to the one from whom all mathematical truths originate, that soul is in danger of damnation. Like all truth, mathematics is a pathway to seeing God’s majesty and glory.
So, is there such a thing as “Catholic Math”? Well, maybe that is a bit of a stretch. But if you are a student at Canongate Catholic High School, you have a good chance not only of asking God for help on a math test, but also of praising him for the ability to read “the language of the universe.”
¿Qué son las matemáticas católicas?
Matemática católica
Puesto que estamos en el tópico de las matemáticas, ocasionalmente gusto de hacer la provocativa declaración de que necesitamos más “matemáticas católicas”. Uno de nuestros antiguos estudiantes me pidió recientemente que me explicara: ¿qué es una matemática católica?
Consideremos cuán importante es contar y medir para Dios. ¿Puedes pensar en algún ejemplo de números en la Biblia? Te desafío a que identifiques cuántos ejemplos de números bíblicos puedes pensar en 60 segundos. ¿Con cuántos te hiciste? ¡Espero que hayas notado que te he retado a contar y medir acerca de contar y medir!
Quizá anotaste alguno de estos: los seis días de la Creación, las dimensiones del arca de Noé, el tiempo de vida de los patriarcas, el número de días o años de hambrunas, los años de vida errante en el desierto, el número de las tribus de Israel, el número de años que reinaron los reyes, los números de las tropas y muertes en batallas, las dimensiones específicas del tabernáculo y el templo y sus demás enseres, los años de vida asignados a cada persona, los números de los peces y trozos de pan que Jesús multiplicó para alimentar a las multitudes, el número de personas en esas multitudes, el porcentaje de los ángeles que cayeron del Cielo, y el número de días que Cristo estuvo en el seno de la tierra. ¡Un libro entero se llama, de hecho, el libro de los Números! Hay también frecuentes referencias a cosas que están más allá de la posibilidad de ser contadas: las estrellas del cielo, los granos de arena en el mar, los descendientes de Abraham.
¿Por qué crees que las Sagradas Escrituras se preocupan tanto acerca de contar y medir? ¿Qué nos revela sobre Dios y el mundo que Él ha creado? ¿De nuestra relación con Él y con el mundo?
En el libro de la Sabiduría, aprendemos que Dios “ha dispuesto todo con medida, número y peso” (11, 20). Galileo resaltó que las “matemáticas son el lenguaje en el que Dios ha escrito el universo”. El número en sí mismo es una creación y un regalo de Dios, y como tal es una ventana a Su genio. El orden y complejidad de las matemáticas puede inspirarnos a deleitarnos tanto en la Inteligencia como en el Misterio de Dios. La dificultad que experimentamos para resolver una ecuación es un modo de degustar la dificultad y aún la imposibilidad de sumergirnos en las profundidades de Dios. Simone Weil iba tan lejos como decir que el arduo trabajo de la aritmética entrenaba el alma para el arduo trabajo de la oración.
Espero que empieces a ver cuán erróneo es pensar que “las matemáticas son solo matemáticas”, como si este dominio del conocimiento existiera independientemente del Creador, como si no nos proveyera de un vistazo a la brillantez divina, o como si el estudiante de matemáticas no tuviera que someter su intelecto a la mente de Cristo el Divino Geómetra. Cuando la matemática y la ciencia no están ordenadas a su Creador y Sus designios, se convierten en herramientas de dominio humano sobre el mundo natural y sobre otras personas. Cuando el trabajo del matemático no está desarrollado en sumisión a Aquel en quien se originan todas las verdades matemáticas, el alma está en riesgo de condenación. Como toda verdad, las matemáticas son un camino para contemplar la majestad y gloria de Dios.
Entonces, ¿existe tal cosa como una “matemática católica”? Bien, quizá decirlo así sea un poco exagerado. Pero si tú eres un estudiante en Canongate Catholic High School, tienes una buena probabilidad de no solo rogar a Dios por ayuda para la prueba de matemática sino de alabarle por la habilidad de leer “el lenguaje del universo”.